Hace unos
meses hablamos de como correr o hacer ejercicio físico al empezar el día nos
puede ayudar cuando hacemos viajes de trabajo. El primero de los factores beneficiosos
que comentamos era la contribución en el proceso de adaptación a la nueva zona
horaria. El segundo, y quizá más importante, hacía referencia a la preparación
física y mental para jornadas de intensas reuniones y de trabajo.
No
obstante, el movimiento no es un factor clave solamente antes de empezar la
jornada laboral. El movimiento nos puede ayudar a mejorar nuestros niveles de
productividad o concentración a lo largo del día. Es habitual que después de
estar horas consecutivas en la oficina nuestro nivel de concentración disminuya.
En muchos casos esto se traduce a navegar por la red o mirar al móvil. En estos
casos, lo que normalmente hago es levantarme y dar una vuelta fuera de la
oficina para coger aire.
Es
interesante ver el efecto que esto puede producir en nuestra concentración una
vez de vuelta a la oficina. En esta misma dirección, salir a correr (o andar)
al medio día puede producir un efecto similar. En mi caso, cuando vuelvo al
trabajo con unos kilómetros en las piernas mi metabolismo está mucho más
activo. Esto me ayuda a mejorar mi concentración y rendimiento.
La mayoría
de nuevos dispositivos wearables de
hoy en día ya nos indican, cada cierto número de horas, que nos toca mover. Estos
gadgets pueden ayudarnos a introducir
el movimiento de forma regular en nuestro día a día, a la vez que a conocer cuánto
nos vemos. En cualquier caso, la medida de cada cuanto tiempo moverse la
tenemos que decidir nosotros mismos (si estoy saturado o me cuesta concentrarme,
entonces, me muevo).
Hemos
comentado el efecto de “recarga de batería” que tiene movernos o correr cuando llegamos
a ciertos puntos de saturación. Sin embargo, personalmente moverme o correr no
sólo me produce un efecto recuperador (a nivel psicológico) sino que también me
produce un efecto de creatividad. Muchas veces intentamos solucionar problemas
complejos encerrados en una oficina o despacho. ¿Habéis probado de coger un
bloc de notas y “salir a dar una vuelta”? Es interesante el efecto que el
movimiento, cambio de entorno y aire puede producir en nuestra capacidad para
solucionar problemas. En varias ocasiones, he aplicado este procedimiento con grupos
de varias personas. Salir de la oficina y empezar a discutir el problema nos ha
facilitado una interacción más dinámica y creativa.
Los wearables no pueden medir el nivel de
creatividad que tenemos. No obstante varios estudios han demostrado que el movimiento
activa la actividad cerebral, lo que puede explicar la efectividad de los
mecanismos que os he comentado durante esta entrada. En resumen, el movimiento es
una herramienta para mejorar nuestro rendimiento. Sin embargo, añadimos a la
fórmula el cambio de entorno de trabajo también como ingrediente para coger tener
nuevos estímulos que sean fuentes de inspiración y creatividad. Quizá, en un
futuro no muy lejano, tendremos pequeños dispositivos que nos permitirán
analizar estos valores y poderlos correlacionar con el movimiento.